Que hoy en día es difícil mantener el foco y la concentración no necesita muchas explicaciones.
Lo sufrimos gran parte de la población. Estamos rodeados de posibilidades y distracciones.
Nuestro cerebro es una lavadora, como decía una alumna de una formación presencial que hacía el otro día.
Además las interrupciones, imprevistos y demás situaciones que se nos plantean hacen que muchos días tengamos ganas de saltar por la borda y abandonar el barco.
Así que en este artículo seré breve y directa. Sin rodeos. Ese mi objetivo, allá voy.
¿Qué es el foco?
El foco en productividad se conoce como la atención dirigida hacia una tarea concreta que has elegido o hacia la construcción de tu camino (creatividad)
En otros artículos ya he hablado de los dos tipos de atención que podemos manejar: atención al detalle o atención ampliada.
Hoy hablaré de la atención al detalle, lo concreto y específico.
El foco, la concentración dirigida, es una decisión. Tienes que decidir hacia donde vas a dirigir tu atención y por ende tu energía.
La decisión de hacia donde poner el foco
Tomar las decisiones es lo más complicado por dos razones:
- Estamos rodeados de posibilidades y nuestra mente suele trasladarnos a lo que no tendría que haber sido y no fue o a lo que queremos que sea y creemos que no puede ser.
- Nos decimos a nosotros mismos: tengo que hacerlo todo. Y eso no es posible. Así que desgranar ese todo y elegir lo que más contribuye a nuestro camino es fundamental.
Conclusión: nos cuesta mantener el foco porque nos cuesta decidir, no creamos espacios para pensar con tranquilidad, y muchas veces preferimos la gratificación inmediata.
Vamos, que posponemos para quedarnos con lo que nos resulta cómodo y fácil.
Recomendaciones prácticas
- Crea cada día tu espacio productivo – 10 minutos para hacer revisión
- Ten tu libreta, o lo que quieras, productiva. Ese lugar donde anotas conclusiones y próximos pasos. Puede ser una aplicación móvil. En mi caso uso una libreta tamaño cuartilla, prefiero escribir a mano y hacer garabatos.
- Date de cuenta, antes de acabar tu día, si has estado trabajando en tu proyecto estrella. Ese que quieres hacer realidad.
- Para el día siguiente anota en qué tarea de tu proyecto estrella vas a poner tu foco.
- Hazte la siguiente pregunta: ¿de uno a diez como de enfocado me he sentido hoy? Siendo 10 lo máximo. Y deja que aparezca un número. Hacerte esta pregunta cada día te ayuda a estimar si vas mejorando o vas para detrás como el cangrejo. Así puedes reorientarte de nuevo.
Estaré encantada de que me cuentes como te funcionan estás estrategias que son sencillas y aportan un gran valor a tu día a día.
Para acabar te dejo este vídeo de TED donde nos hablan de la procrastinación de una manera muy divertida.